Días de lluvia
La lluvia para los adultos
Una mañana a mediados de enero, abrí la aplicación de la predicción del tiempo y me recibió una larga hilera de nubarrones con gotas de agua: lluvias toda la semana. Y la siguiente. No pude evitar acordarme de todos esos padres que en la jornada de puertas abiertas de La Casita de la Dehesa preguntaban preocupados “¿los días de lluvia y frío también salís?” En realidad, les entiendo. Qué incómoda es la lluvia cuando uno es adulto; requiere de muchísimos accesorios para no pasarse el día mojado con la consecuente bajada de defensas y resfriado. También la llegada a casa es aparatosa: lavadoras, limpiar o secar el suelo, dónde dejo el paraguas, etc. Pero, si además hay que movilizarse con niños, no hay palabras para enumerar las dificultades. Algunos ya ni salimos de casa esos días con tal de evitarnos la logística, tan complicada.

La lluvia para La Casita y sus niños
Sin embargo, en La Casita miran la lluvia desde la perspectiva de la infancia: para los niños, hay pocas cosas tan misteriosas y divertidas como ver agua caer del cielo. Por su forma tan experimental de aprenderlo todo, salen a mojarse, porque quieren empaparse de lo que está pasando. Quizás, con las manos y la lengua intenten atrapar algunas gotas, como si de esa forma pudieran captar también un fenómeno tan enigmático. Después, puede que comprueben que el suelo se embarra y resbala y que deben adaptarse a esta nueva superficie. Pero el mejor hallazgo suele ser el del agua que se acumula en charcos, sobre los que pueden saltar y salpicar con más fuerza que el propio aguacero. Y, de esa manera tan empírica y genial, los más pequeños entienden la lluvia.
Qué suerte tener días de lluvia
Sin darnos cuenta, ya ha transcurrido la mitad del día, disfrutando, desfogando, descubriendo. Qué suerte pasar así las mañanas de lluvia en horario lectivo, en lugar de encerrados en las aulas, en muchos casos con un vídeo, porque cómo si no se consigue entretener a tantos niños en los ratos de patio. Qué mérito tienen las acompañantes, que no temen el momento de volver a La Casita y cambiar a veinte niños de arriba abajo, guardar la ropa mojada y asegurarse de que todo quede seco y confortable para ellos. Qué fácil y sana es la receta para entretener a los niños los días grises.

Los niños que juegan bajo la lluvia están sanos
Desde aquí quiero contar a esos padres escépticos que estas dos últimas semanas de enero mi hija ha llegado a casa seca, sana y de buen humor, porque había recibido su dosis de aire libre. No hay resfriados ni virus ni se les espera. Solo algunas fotos y vídeos de niños pasándolo en grande y aprovechando unas semanas que muchos habrían preferido tachar del calendario.

El agua: el mejor regalo
Precisamente esas imágenes de nuestros hijos saltando en chubasquero me hacen reflexionar sobre la extraordinaria fascinación de los niños por el agua, en cualquiera de sus formas o estaciones del año. Hoy hablamos de lluvia, pero los días en los que ha hecho más frío, corren hacia la fuente para ver el hielo que se forma en los charcos. Y no voy a pararme a contar la relación de los niños con el agua en verano, porque no hace falta. Ojalá los regalos de los Reyes Magos les entretuvieran de la misma manera; al menos, en mi casa, apenas dura una semana la ilusión por la mayoría de los juguetes. El año que viene pediré en la carta a sus Majestades de Oriente más días de lluvia para mi familia y, si nos consideran dignos de ello, alguno de nieve.
Teresa Figaredo García-Mina