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Un fin de semana sensacional en plena naturaleza

Esta ha sido nuestra primera escapada de fin de semana con las familias de la Casita de la Dehesa desde que nuestro pequeño entró el pasado mes de abril. La experiencia ha sido maravillosa, no sólo por el bonito entorno de la Sierra de Gredos, sino también por el ambiente tan bueno que hemos vivido.

Ya nos habían contado lo agradables que habían sido escapadas anteriores, pero nos faltaba experimentarlo. Disfrutamos del buen rollo entre los padres, pero nos sorprendió especialmente la armonía de todos los niños. Cualquiera podría pensar que juntándose más de 10 duendecillos podría surgir algún momento de peleas, lloros, rabietas, coches volando, y jarrones rotos. Pero fue un fin de semana lleno de sonrisas, abrazos, juegos y emociones.

Algo tiene que tener La Casita que los hace tan divertidos y a la vez tan respetuosos. Cuando los ves jugar al aire libre en La Dehesa de la Villa notas su alegría, para ellos ir al cole es acudir a un gran espacio de disfrute y descubrimiento. Tengo recuerdos vagos de mi infancia, pero creo que… ¡en mi época no era así! Creo que más de un día ir al cole me producía más pereza que otra cosa…

Acariciando un burroPara nuestro hijo La Casita ha sido un punto de inflexión. Seguramente influya también la edad, pero el cambio de chip que ha experimentado no es mera coincidencia. Se ha transformado en un niño muy sociable (ahora cada vez que vamos a un parque se acerca por su propia iniciativa y sin ningún complejo a cualquier grupo de niños, incluso más mayores que él, para pedirles jugar y al poco rato ya están de risas); valora mucho la amistad (“es mi amigo!!” nos cuenta emocionado cada vez que conoce un nuevo compañero); y le encanta la naturaleza (al volver de La Casita a veces su mochila pesa 2 kg más porque guarda palos y piedras minuciosamente elegidos, es su tesoro del día).

 

Este fin de semana hemos tenido todos la ocasión de disfrutar de los espacios naturales de la Sierra de Gredos en Navaluenga (Ávila). La época del año hacía que el caudal del río estuviera bajo, no hubiera un verde primaveral de cuento o un paisaje nevado de postal, pero igualmente el entorno era precioso y el Albergue “Sierra de Gredos” muy acogedor. Para los peques, cuando no estaban jugando en el salón con el montón de juguetes que había, estaban en el jardín curioseando los kayaks, dando volteretas, jugando a la pelota, o marchando hacía el río para escalar rocas y lanzarse por surcos como si fueran toboganes.

Dando de comer a los burros

El sábado por la mañana hicimos una expedición todos juntos por los caminos que rodeaban el pueblo. Una buena caminata que culminó con el descubrimiento de una granja con caballos y burritos que los pequeños acariciaron y a los que dieron de comer con sus manos.

Cuando cayó la noche no se escuchó ni el ruido de una mosca en el albergue, ni un lloro, ni un correteo. Todos “fritos” descansando tranquilos de un día muy divertido y lleno de actividad.

 Muy agradecidos por la hospitalidad y amabilidad de Montse, y sobre todo al magnífico trabajo organizativo de Sofía.

¡Estamos deseando apuntarnos a la próxima! 🙂

 Ernesto Plaza
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