Octubre 2016 en la Casita de la Dehesa
Seguimos de aventuras en nuestro entorno natural ¡y a cada paso más biofílicos! Y es que estamos en nuestra salsa…
Ya estamos en octubre y juntxs hemos recorrido el camino hacia infinidad de aprendizajes. Seguro que muchas de las cosas que queremos contar se nos quedan en el tintero, porque este mes ha dado la bienvenida de una manera muy enriquecedora.
Con las primeras lluvias otoñales, la dehesa se convierte en un singular paisaje repleto de setas con las que asombrarnos…
Y su flora nos brinda un abanico de colores con el que inventar cuentos sobre antiguas civilizaciones…
Las primeras semanas de octubre las estrenamos con el cuento de la manzana estrella que tanto nos ha inspirado.
EL CUENTO DE LA MANZANA ESTRELLA
«Érase una vez un niño que estaba aburrido de mirar todo el día por la ventana de su habitación. Entonces se acercó a su madre y le preguntó:
– Mamá, ¿qué puedo hacer?
Y su mamá le contestó: – Sal ahí fuera y busca una casa redonda, sin puertas ni ventanas y con una estrella en su interior.
El niño se puso a caminar con los ojos brillando de la emoción. Miraba hacia todos los lados y por el camino se encontró con un granjero:
– Granjero ¿dónde puedo encontrar una casa redonda, sin puertas ni ventanas y con una estrella en su interior?
– Yo no te puedo ayudar, de mis vacas he de cuidar (muuu)
El niño siguió caminando y caminando, hasta que se encontró con una pastora y le hizo la misma pregunta…
La pastora, que estaba con su rebaño de ovejas (beee) le contestó:
-Sigue caminando, niño. Allí arriba, en el bosque, encontrarás la respuesta.
Entonces el niño siguió subiendo, arriba, alto. Y allí no vio a nadie. Se sentó a la sombra de un árbol y dijo en voz alta: ¿dónde podré encontrar una casa redonda, sin puertas ni ventanas y con una estrella en su interior?…
¡Y del árbol algo cayó! El niño con mucho cuidado cogió su navaja y (crot) allí estaba… una casa redonda, sin puertas ni ventanas y con una estrella en su interior»
Desde que este cuento vino a nuestros oídos hemos acordado que durante la merienda iremos guardando las semillas de las manzanas que nos comemos en un pequeño vaso azul. Y que las plantaremos en el huerto y las cuidaremos para disfrutar de los deliciosos momentos de su crecimiento. ¡Compartiremos el proceso!
Como delicioso sale el pan del horno después de amasarlo con manos templadas…
Las mismas manos que resuelven la merienda con habilidad…
Arriba y abajo danzamos sin cesar. Con la ayuda de Rafa y sus lecciones de marinero, nos fabricamos pasarelas para disfrutar de los juegos aéreos…
Grandes noticias, porque además ¡ya tenemos refugio para los días más lluviosos!
Allá donde estemos observamos la naturaleza y cuidamos de nuestro ambiente…
Y los caras azules siempre están dispuestos a hacer el indio en la tribu…
Nuestra tribu…
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