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Fin de Curso en la Casita de la Dehesa

Fin de curso en la Casita de la Dehesa

 

Se acaba el curso en La Casita de la Dehesa ¡Y menudo curso!

Un año intenso para menores y mayores, un año repleto de aventura y de aprendizaje para todos los que formamos parte de este maravilloso proyecto.

Con la llegada del calor, los adultos que recogemos a nuestros peques en la Dehesa los vemos llegar en bañador después de haber disfrutado de jugar con el agua, y recordamos que hace pocas semanas nos recibían con sus botas impermeables y sus abrigos de nieve tras haberse deslizado por toboganes de barro; lo que no cambia es la sonrisa.

Echando la vista atrás, me impresiona lo muchísimo que aprenden cuando permitimos que los pequeños sigan su propio ritmo.

Su curiosidad innata se desarrolla a la perfección en un ambiente de acompañamiento, respeto y amor, de forma que cada uno puede profundizar en lo que más le gusta: están los que han aprendido a montar en bicicleta, los que saben identificar los nombres y plumas de las aves, los que escalan los árboles cada vez más alto, los que conocen las letras,…

Me admira la forma en que se relacionan, ver cómo gestionan sus conflictos, a veces con intervención y otras solos. El otro día dos amigas discutían y cuando un acompañante escuchó que gritaban se acercó a ellas que ya se habían separado:

– ¿Qué ha pasado?

– Mi amiga y yo hemos discutido, y como estamos nerviosas nos hemos separado dos minutos, luego volvemos a jugar

¡Cuánta sabiduría! Yo esas palabras me las guardo para mis conflictos.

Cuando entré a formar parte del proyecto no imaginaba todo lo que íbamos a agradecer a La Casita de la Dehesa, lo maravilloso de las salidas en grupo, lo mágico de ver a los niños interactuar, el ambiente tranquilo en el que todos contamos por igual.

Un año más, participamos de la fuerza de la tribu.