Salvemos Casa Grande: un espacio fundamental en Madrid para la crianza
LA NECESIDAD SUPREMA DE LA HUMANIDAD ES LA COOPERACIÓN Y LA RECIPROCIDAD ‘Abdu’l-Bahá
Hace aproximadamente un millón de años ya poblábamos el continente africano, grandes simios en apariencia. Pero no éramos los únicos, por aquel entonces había una variedad de homínidos bípedos como los neandertales conviviendo con nosotros, pero hoy en día, solo quedamos nosotros, los homo sapiens.
Había algo que nos hacía diferentes. Los adultos mostraban una inclinación a colaborar y una empatía fuera de lo común. Realizaban de forma conjunta tareas que otros primates tendían a hacer solos, como construir viviendas o rastrear animales. Casi daba la impresión de que se leían la mente unos a otros. Eran capaces de comprender los objetivos de otros congéneres y luego ayudarlos a alcanzarlos. Y más curioso todavía, las crías humanas nacían cada vez con menos pelo y más indefensas y desvalidas. Requerían cuidados constantes. Ni siquiera podían aferrarse al cuerpo de su madre. Había que atenderlas durante meses antes de que aprendieran a desplazarse gateando, y durante más de un año para que estuvieran en condiciones de huir del peligro. Había que cuidar a cada retoño durante cerca de una década hasta que se volviera autosuficiente y acumulara las calorías suficientes para cuidar de sí mismo.
La crianza aloparental
¿Y cómo hacen las madres humanas hoy en día? ¿Cómo no volverse loca con un ser que requiere tantas atenciones?
La casa grande y los grupos de apoyo a la crianza
Ayúdanos a proteger las casas grandes en Madrid: ¡Salvemos Casa Grande!
¿Me echáis una mano moviendo y firmando esta petición?
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